El día 4 de julio de 2010, después de una intrincada serie de casualidades y despropósitos llamé a Manu de Mora, para escalar la Vía de la Luna en la Peña del Águila. En este pequeño mundo de los escaladores hay que estar abierto a lo que salga, porque cada día de escalada, se convierte en una miríada de llamadas, mensajes de correo y teléfono, para al final acabar con quien menos te lo habías planteado y en una vía que llevaba años queriéndola hacer. La verdad es que este itinerario, nos vendría muy bien para afrontar El Pilar del Cantábrico a posteriori los dos juntos y la segunda vez que lo hacemos, ya que la primera solo hicimos los ocho primeros largos y nos tuvimos que escapar a Rocasolano para vivaquear, por una gran tormenta inesperada y por la tardanza de unos vecinos de escalada catalanes inusuales que venían de la Tramontana, pues se proclamaban héroes a nuestra costa. Queremos repetirla entera y si podemos, en el día.
Nos levantamos a las 4.00 de la mañana porque tengo que estar pronto por la tarde para quedarme con mis dos hijos. Desayunamos bien y salimos de San Martín de Valdeiglesias sobre las 5.00 en el coche de Manu. Su primer gran bólido, ya que se ha sacado el carnet con 52 años. A su edad no conozco a ninguna persona con tanta ilusión y proyectos por hacer en el mundo de la escalda y la montaña.
A día de hoy no he encontrado un segundo de cordada mejor que él, que suba con las cuerdas con los bloqueadores y recupere el material tan rápido. Es una gozada tenerle de compañero de cordada, es una persona que se adapta a la perfección a mi realidad familiar y económica, sin ponerme traba alguna. Bueno, cuando algo no le cuadra lo hablamos y siembre se busca una solución que beneficie a los dos.
A las 6.30 estábamos en la cabaña de pastores desde donde se accede por el Espaldar a las cumbres de Galayos.
En una hora y cuarto estábamos en el rápel de 30 metros que existe en el collado entre las Berroqueras y la Peña del Águila para acceder a la base de la vía.
Comenzamos la escalda sobre las 8.30 de la mañana y salimos por la cumbre a las 14.00 del medio día.
Primer largo: Paso de bloque en travesía a la izquierda para acceder a la R0 en una pequeña repisa con un clavo y reforzado con dos aliends. Corta escalada por diedro ciego para seguir en artificial superando por debajo dos techos en travesía hacia la derecha para acceder a la R1. Tuve que meter dos clavos después del primer techo para poder seguir progresando en artificial, pues los emplazamientos eran demasiado estrechos para poder introducir los microfriends. Hace falta material específico a base de microfriends super- estrechos de tres levas o algún cooper-head para poder hacerlo sin clavar.
Segundo largo: Se progresa por una microfisura fácil de proteger en artificial a base de microfisureros y microfriends. Este largo es fácil de emplazar lo seguros de progresión excepto un paso antes de la R2 en el que por falta de material específico tuve que meter un clavo para poder progresar.
Tercer largo: En realidad si vas justo de material, este largo se hace en dos de artificial, más el último largo de travesía a la izquierda para salir a la cumbre. Nosotros hicimos los tres largos en uno de 50 metros del tirón. Para hacer esto, tuve que descolgarme de la reunión intermedia para recuperar varios friends medianos para disponer de ellos más arriba. Este largo fue el único que hice sin clavar, y me pareció A3, ya que después de llevar varios emplazamientos dudosos sobre una fisura ancha, roma y ciega, introduje dos microfriends muy pequeños solo trabajando en dos sus levas y estuvieron a punto de saltar los dos. Me dieron un buen susto, pero rápidamente emplacé un aliend que me salvo de milagro. Al terminar la fisura me puse los pies de gato colgado y seguí en escalda libre (6a) por una placa de garbanzos sin protección, hasta que te colocas debajo de la visera característica, para seguir en travesía a la izquierda hasta una especie de medio cueva justo antes de la cima, donde instalé la R3.
Fije la cuerda y me subí a la cumbre para disfrutar de las panorámicas y hacer unos fotillos.
Manu, iba como un cañón subiendo con los bloqueadores, recuperando toda la ristra de material de los largos.
Al terminar, colocamos todo el material, comimos algo y nos bajamos para el coche.
Enfrente del coche hay una gran fuente con dos caños a modo de piscina pequeña, en la que nos metimos en pelotas para relajarnos e ir limpios a tomar unas cervezas y unos montados al bar del camping de Guisando.
En fin un gran día para recordar toda la vida.
Abrazos